Unos días después del día de tú presentación, y de haber escuchado dos exposiciones más de otros profesionales expertos en la misma materia, había llegado a la conclusión que el hombre que estábamos buscando eras tú, ello implicaba llevar a la Junta Directiva la propuesta de tú contratación y las bondades que significa para la Institución tenerte como asesor, ordene que te llamarán para que enviaras tu currículo y la propuesta de servicio. Hacerlo no me era difícil era genuino el convencimiento de tú capacidad profesional y aún no habían en mí sino admiración. Mientras se cumplían los tramites burocráticos de rigor, todas las tardes repicaba mi BB eras tú, siempre había una justificación, debo confesarte que empecé a acostumbrarme a tus llamadas siempre gentiles, amables, educadas y muy protocolares.

La Junta Directiva ante mi propuesta acepto por unanimidad y sin discusión tú contratación hoy pensando, imagino que fui sumamente convincente y vehemente que ni siquiera hubo discusión. ¡Admirable¡. Aún no se si fue lo mejor. No hablo de tú desempeño sino de la relación que empezó a establecerse entre los dos. El día acordado para que te presentaras en las oficinas, en un acto de gentiliza te mande a buscar con el chofer, y llegaste, te hiciste anunciar e inmediatamente te recibí, sabes por primera vez te vi, alto, muy blanco con tez casi rojiza, y unos ojos de color azul para mí, tal vez grises, después me enteraría que eran verdes, y espero no verlos verdes, ese día todo estará perdido por supuesto para mí. En definitiva tu apariencia era muy agradable, tu presencia suave y tú comportamiento el de un caballero. Solicite a la Jefe de Recursos Humanos que te presentaran a fin de que prepararas tú plan de trabajo.

Al terminar la jornada y como no conocías la ciudad te invite a cenar, y te pregunte ¿qué no te gustaba? me dijiste que la comida mexicana, y nada que tuviera cerdo porque eras alérgico. Confieso que yo estaba loca por conocer un restaurant mexicano, me habían hablado muy bien de él recuerdo bien su nombre “Frida”, me vestí elegantemente, te pase buscando y aún a pesar de lo que me habías dicho te lleva a “Frida”, no note que te molestara, buen sitio, hablamos muchísimo, yo me tome varias margaritas y tú te decidiste por un trago llamado mojito.

Me contaste de tú profesión, orgullosamente dijiste que tenía seis carreras, un Doctorado en Administración y Finanzas yo a su vez te conté mi vida académica y profesional, en lo personal note que siempre se refería a su primer matrimonio, por deducción debía haber un segundo matrimonio, no hubo repreguntas, la verdad no quería saberlo. Por fin pedimos la cena, langostinos sobre una piedra volcánica, un plato delirante más por su presentación que por su sabor. Cuando nos percatamos el sitio lo estaban cerrando, te dije que iba al tocador en realidad fui a pagar la cuenta sin que te percatara, cuando la pidiiste todo estaba listo, con un gesto de reprobación me miro, le sonríe y le dije: así soy yo.

Nos montamos en el auto, tome rumbo al Casino para que lo conociera, una visita rápida, caminamos entre las maquinas a mi se me ocurrió meter en la ranura de una máquina algo de dinero y el primer toque que hice estando tú a mi lado ¡la maquina no paró de girar! regalando juegos que aumentaban cada vez el premio, cobramos yo lo tome como un muy buen presagio, y sin darme cuenta empezó a entrar tú aroma en mi piel.

Salimos de allí, ya en el auto me pidiste que diéramos vueltas por la ciudad, en un silencio, suave y tranquilo, la recorrimos, me tomaste la mano yo te deje, y así llegamos a tú hotel , suavemente te despidiste tratando de ser un beso rozaste mis labios rápidamente y a mi te confieso me salto el corazón, se me erizo la piel pero también me asuste arranque y me pregunte y ¿Mañana? ¿Qué estaba buscando yo? Veremos amigos como empezó ese mañana que es un hoy y que no termino de comprender, sí sé que es un enredo de los mil demonios. Mañana seguiré